La Histórica Ciudad de Puebla cuenta hoy con un equipo de gran importancia en nuestro deporte, cuyos jugadores, entrenadores y triunfos han hecho que "La Franja" sea considerada como un histórico nacional.
Todo equipo tiene su época dorada, y para los poblanos, esta vino de la mano de Manuel Lapuente.
¿Qué historia nos puede contar lo que a unos ojos curiosos a simple vista pareciera solamente una playera de fútbol "vieja"?
Si bien todos los jerseys son únicos, hay algunos más especiales que otros, como el de la temporada 1991-92, usado por Juan Carlos "La Pájara" Chávez (#11), cuando el Puebla quedó subcampeón tras perder la final contra los Panzas Verdes de León. Esta derrota marcó el fin de una década dorada para el equipo poblano, durante la cual, bajo la dirección de Lapuente, conquistaron dos títulos de liga (82-83 y 89-90), dos Copas México (82-83 y 89-90) y un Campeón de Campeones (89-90), además del ya mencionado subcampeonato en la 91-92.
La Final: Experiencia vs Juventud
La final entre Camoteros y Leoneses presentaba a un experimentado Manuel Lapuente enfrentando a un joven Víctor Manuel Vucetich, de solo 37 años, quien había ascendido a los guanajuatenses dos temporadas antes. Los jugadores que conformaban a "La Franja" esa temporada contaban con una calidad excepcional: el portero mundialista Pablo Larios, el mediocentro ofensivo Juan Carlos "La Pájara" Chávez, Raúl Arias, el "rockstar" brasileño Zico, Salvador Reyes, Carlos Poblete, el capitán Roberto Ruiz Esparza, entre otros. Por el lado del León, sobresalían talentos tales como Carlos Turribiates, "Chato" Ferreira, "Lupillo" Castañeda, Martín Peña, Paco Uribe, y los brasileños Marquinho y Milton Queiroz "Tita".
En una final extremadamente competida, ambos equipos necesitaron de la prórroga para definir al ganador.
Fue hasta los tiempos extras cuando el Puebla no pudo contener los ataques del León, en parte debido a un error en la salida del portero Larios. Con el marcador en contra y jugando prácticamente con nueve hombres tras la expulsión de Ángel Torres y la lesión de Francisco Ramírez, el Puebla encajó otro gol, terminando con sus esperanzas de levantar el trofeo.
Los días que trajeron gloria al Puebla
Campeonato de liga temporada 1982-83.
El conjunto dirigido por Lapuente se coronaría campeón como local en el Estadio Cuauhtémoc en la temporada 82-83, con jugadores como Nelson Sanhueza, Raúl Arias, Arturo "Mango" Orozco, e Ítalo Estupiñán. Dejaron en el camino a equipos como los Tecos de la UAG y Leones Negros de la UdeG, protagonizando una final en la que, tras un gol de cabeza de Demetrio Madero para el Guadalajara, el Puebla forzó la prórroga y luego los penales, donde se coronaron campeones por primera vez en su historia.
89-90: La Consolidación de un Equipo de Época, "El Campeonísimo"
El título de "Campeonísimo" se ha utilizado históricamente en el fútbol mexicano para equipos como Guadalajara y León, pero en la temporada 1989-90, "La Franja" se ganó ese apodo al lograr lo que hoy conocemos como un "triplete", ganando la liga, la Copa México y el Campeón de Campeones.
El equipo, una vez más bajo la dirección de Lapuente, demostró su capacidad de reacción y su hambre de gloria. Tras perder 3-1 el partido de ida de las semifinales contra Correcaminos, remontaron en la vuelta y luego vencieron a Pumas para enfrentarse a Leones Negros en la final. En una serie memorable, el Puebla remontó un marcador adverso en la vuelta, anotando cuatro goles sin respuesta para coronarse campeón con un marcador global de 6-4, bordando su segunda estrella.
La década de los ochentas para el Puebla fue, sin duda, una época dorada que cimentó su legado en el fútbol mexicano. Bajo la dirección de Manuel Lapuente, "La Franja" no solo cosechó títulos, sino que también dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de los aficionados. La combinación de talento, carácter y determinación hizo de este equipo uno de los más recordados y admirados en la historia del balompié nacional. Aunque los años posteriores han estado marcados por altibajos, el recuerdo de aquellos días gloriosos sigue vivo, recordándonos que en el fútbol, las leyendas se forjan con triunfos, pero también con la pasión y entrega que se deja en cada partido.
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